martes, 6 de mayo de 2008

Gota a gota despacio se va la vida


Sus zapatillas están bien plantadas en el piso, se le nota una fuerza inimaginable en sus piernas; sus medias se rasgaron cuando caminaba sin cuidado alguno entre las calles empedradas de esa ciudad de tumbas, ella jamás lo hubiera imaginado, tres horas ya habían pasado y aún llevaba ese traje color nocturno, el cual desprende hedor a muerte; sus manos sin fuerza sostienen aquel pañuelo blanco, bordado con dos iniciales, las cuales se ven reflejadas en el espejo del baño, ese espejo que no mostraba más que la realidad; aquel rostro sin expresión alguna, sólo con aquellos ojos cristalizados y ese peinado hecho sin cuidado. Uno sollozo se logro perder en el espacio, para después soltar aquella gota de amargura.


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